(Volver)

Confesiones de fin de siglo: Las vueltas de la vida

No señores, no fui de esos niñitos a los que a los 3 años vistieron de marinero, con un traje azul y un sombrerito estúpido. Muy por el contrario. Fui uno de esos mocosos al que lo obligaron a ponerse ballerinas blancas y un beatle pa' disfrazarse de conejo, con unas orejas de papel volantín blanco con cartulina y pa' más remate, me colocaban un pompón de algodón en el poto pegado con huincha aisladora pa' simular una cola, lo que me daría cierto encanto. Pa' colmo de males, me pasearon por todo el barrio dando saltitos estúpidos como pobre hueón (cito), donde por desgracia no faltaba la gorda con pantalón pata de elefante que me agarraba el cachete de la cara diciendo:"Que cosa más rica..."

Por suerte, mis amigos no se burlaron...desde luego, ellos andaban en las mismas, vestidos de gato, perro, oso o mariposa, en pleno invierno...Creo que en este hecho significativo radica toda mi actual frustración por lo que me depara el futuro...Hace un par de días me ofrecieron mi primer trabajo profesional, que por razones económicas he tenido que aceptar. Y mi trabajo, vaya paradoja!, consiste en disfrazarme de pollo y aletear todo el día, para hacerle propaganda a los huevos de una avícola en Recoleta...Hoy dudo mucho de que "todo tiempo pasado fue peor".